“Con orden y tiempo se encuentra el secreto de hacerlo todo, y de hacerlo bien”
Pitágoras
Seguimos con los consejos. Este es uno de Pitágoras. Y en realidad más bien “no es”, pues Pitágoras es un personaje de “leyenda”, perdido en la noche de los misterios, en concreto de los órficos. Además, también se le atribuye el no escribir nada, al igual que Sócrates. Pero situémosle.
Se le suele fijar entre el 570 y el 475 a.C., nacido en la isla griega de Samos, aunque se asentó en Crotona, (al sur de Italia). Matemático y filósofo – su vida, como dije, está envuelta en la leyenda – pasa por ser el fundador de una comunidad dedicada al estudio, a la vida en común, y con intereses científico-filosóficos, religiosos y políticos.
Son numerosas las vicisitudes y anécdotas provenientes de los pitagóricos (vegetarianos, místicos, “secretistas-silenciosos”). Mas su idea principal coloca a “los números” en el núcleo esencial del universo.
Digo “los números” porque ellos parecen ser que lo entendían bajo un prisma totalmente diferente al nuestro (el nuestro es el prisma “cuantitativo”, tras el siglo XVI-II, con la aparición de la moderna ciencia fisicomatemática); los pitagóricos hablan del número desde el prisma de lo “cualitativo”, quizás un prisma más profundo, (suponiendo que esta distinción nos aclare algo)
¿Qué sería eso de los números “poligonales”: cuadrado, triangular, pentagonal, oblongo? ¿Y la “tetraktys”? ¿Y los “números perfectos”? ¿Y los “números amigos”? (Se pueden ampliar a los “números sociables” hoy día) ¿De dónde bebieron estos conceptos? Parece ser que pudieran provenir de los viajes realizados por Pitágoras en su juventud: Egipto, sabia en Geometría; tal vez de Persia, sabia en Astronomía; y Grecia, sabia en la armonía musical. Sea como fuere, aparecen el ORDEN, la medida del espacio, y la PROPORCIÓN (la razón), la medida del tiempo. [Por otra parte, categorías propiamente filosóficas, ya presentes desde el principio]
Esta es la cuestión teórica fundamental de los pitagóricos: ¿cuál es el orden del mundo? Su solución es conocida: la esencia de las cosas, el orden mismo del mundo no es otro que el orden de “los números”. Conociéndolos a ellos, conocemos el mundo y por tanto a nosotros mismos. En este mundo todo se produce con relaciones armónicas expresables en números, con oscilaciones numéricas. Así, el dos y el cuadrado son los símbolos de la justicia equilibrada
No es banal lo que se puede obtener:” hacerlo todo y hacerlo bien”.
La escuela pitagórica enseñaba la “ascesis”, que significa entrenamiento, ejercicio – no ascesis en un sentido enemigo de la vida – sino en el sentido de un ejercicio moral y espiritual sobre la base de una vida órfica. “Ascesis” pues como educación moral y política contra la laxitud, la molicie y la opulencia (Crotona frente a Síbaris)
Hoy día, “especialistas habemus”: hacer una sola cosa pero excelente, en el más optimista de los casos. En caso contrario, obtenemos “chapuzas”.
Habría que pensar quién se toma tiempo y orden para vivir. Pitágoras nos invita a escuchar el secreto de la proporción; la armonía sostenida en la contraposición diferente, a veces contraria, de las cosas. Así obtendríamos visión global y acción pura. Así no seríamos “chapuzas” de nuestra propia vida.
Por Carlos Lozano Palacios